La Educación en Valores como forja de Soldados – Teniente Primero Héctor Cáceres

Por Sebastián Miranda[i]

Nació en Río Negro el 19 de febrero de 1946. Ingresó al Colegio Militar de la Nación Argentina el 19 de febrero de 1963, egresando como subteniente del Arma de Infantería el 17 de diciembre de 1966.

Fue ascendido post mortem a capitán.

Combate de Río Pueblo Viejo

El 14 de febrero de 1975 se produjo el combate de Pueblo Viejo, en la localidad de Yacuchina, en la provincia de Tucumán, durante el gobierno democrático de la Presidente María Isabel PERÓN.

50 hombres de la Fuerza de Tareas CHAÑÍ del GAM 5 (Grupo de Artillería de Montaña 5) al mando del capitán JONEST realizaron un patrullaje en la localidad de Los Sosa. Alrededor de las 17, al regresar hacia su base marchaban a la cabeza de la columna el teniente Rodolfo RICHTER y el teniente primero Héctor CÁCERES, ambos comandos junto con un guía local actuando como vanguardia.

La columna se desplazó por la reserva forestal La Florida casi bordeando el río Pueblo Viejo desde la Ruta Nacional Nro. 38 hacia las compuertas del dique del río. Detrás de ellos avanzaban dos secciones.

El teniente R. RICHTER detectó un hombre que huía al encontrarse repentinamente con la columna militar y comenzó a perseguirlo, pero en la carrera no advirtió que otro que estaba brindando seguridad quedó a sus espaldas.

Al ser sobrepasado por R. RICHTER, éste abrió fuego con una escopeta, el disparo impactó en su espalda produciéndole heridas que lo dejaron paralítico de por vida. El teniente primero H. CÁCERES corrió para auxiliarlo y mientras le brindaba los primeros auxilios recibió un disparo en el cuello que le ocasionó la muerte.

El teniente R. RICHTER relató:

“(…) Cáceres saltó y se tiró cuerpo a tierra a mi lado. Me di cuenta de que estaba arriesgando demasiado y le dije: ¡Mi teniente primero ¿qué hace?! Me respondió tranquilamente: ¡Quedate tranquilo, que ya te saco!

Oí varis disparos. Cerré los ojos. Le encajaron de lleno un balazo. Escuché un pequeño quejido y se quedó inmóvil. Había muerto. Se produjo una pequeña pausa. Sólo entonces tomé plena conciencia de que estaba muy mal (…)”.[ii]

A pesar de sus heridas, el teniente R. RICHTER continuó el combate. Su testimonio también fue recogido por el escritor Nicolás Márquez:

“Mi fusil se había caído, estuve a punto de arrastrarme para tomarlo, pero al levantar la vista, había un hombre que me estaba observando a diez metros, entonces si yo estiraba la mano para tomar el fusil el otro me iba a tirar; en ese momento no me tiraba porque estaba preocupado por los ruidos que se sentían, de tiros y avance de soldados nuestros. Como no podía tomar el fusil, llevé la mano a la cintura en donde tenía una granada  (MK3 creo que se llamaba, una redondita), y la saqué, saqué la chaveta, pero mantuve el seguro en la mano, miré al enemigo que me estaba observando y vi que se estaba desplazando, solté el seguro pero no le tiré inmediatamente, me quedé con la granada un segundo más por las dudas el tipo me la devolviera (tarda unos tres segundos en explotar), y le tiré la granada y le cayó cerca del cuerpo y en ese momento cuando la granada cae él se detiene en el arrastre; en tanto le tira el subteniente ARIAS con munición de guerra. ARIAS se lanza al asalto y al ver la granada que sale de mi mano retrocede para no ser alcanzado, el enemigo muere, nunca supe si murió por la granada o los disparos de ARIAS, pero cuando ARIAS se lanza al asalto el hombre le dispara con una escopeta y le pega en el cuello, fue alcanzado por dos perdigones, le sangraba una barbaridad, y de todos modos Arias logra disparar al tirador”.[iii]

Los efectivos que lo secundaban reiniciaron el ataque con el apoyo de la Aviación del Ejército poniendo en fuga a los delincuentes de los cuales al menos dos resultaron abatidos. Los efectivos del Ejército pidieron apoyo aéreo para evacuar a los heridos y perseguir a los otros que comenzaron a retirarse, llegando rápidamente dos helicópteros Bell UH-1H.

Uno de ellos al mando del capitán GRANDINETTI, demostrando un enorme coraje, descendió en medio del tiroteo en una isleta en el río, único lugar despejado donde podía hacerlo, a pesar de que los enemigos se encontraban en una de las orillas. De esta manera pudieron ser retirados rápidamente los heridos, lo que ayudó a salvarles la vida. El otro helicóptero, armado con cohetes, efectuó disparos ya en retirada:

“Al tratar de descender recibió fuego desde varias direcciones. Tomando altura nuevamente, regresó disparando sus cohetes, la banda armada, acosada, sufriendo bajas, se dispersó. El helicóptero que sobrevolaba la zona venía de una misión de patrullaje, razón por la que ya estaba necesitando reaprovisionamiento. Momentos después llegó otro que quedó sobrevolando y vigilando el lugar mientras el primero bajó a un pequeño islote del río, único espacio disponible. Apoyando sólo uno de los esquíes por falta de lugar la máquina esperó con los motores en marcha la llegada de los heridos.

En ese momento el copiloto que observaba el tablero alertó:

  • Mi Capitán, no tenemos combustible!
  • Ya estamos jugados! esperemos! fue la respuesta.

Un minuto después, el helicóptero despegó rápidamente rumbo a Tucumán donde llegó con los tanques prácticamente vacíos”.[iv]

Como ocurrió en tantos casos en Tucumán, y esto se repetiría en Malvinas, la lealtad al camarada herido, la disposición a auxiliarlo, la conocida máxima “nadie queda atrás” fue una norma en los enfrentamientos. El teniente primero Héctor CÁCERES ofrendó su vida en defensa de la Patria, de la Bandera y de su camarada que, a pesar de las graves heridas, pudo sobrevivir.

BIBLIOGRAFÍA

ACUÑA. Carlos Manuel. Por amor al odio. La tragedia de la subversión en la Argentina, Buenos Aires, Ediciones del Pórtico, 2000 (T. I); 2003 (T. II).

BURZACO, Ricardo. Infierno en el monte tucumano, Buenos Aires, Defensa y Seguridad, 2006.

CÍRCULO MILITAR. In Memoriam, Buenos Aires, Círculo Militar, 1998, Tomos I, II y III.

FAMUS. Operación Independencia, Buenos Aires, FAMUS, 1988.

GONZÁLEZ BREARD, Eusebio. La guerrilla en Tucumán. Una historia no escrita, Buenos Aires, Círculo Militar, 1999.

MARQUEZ, Nicolás. El Vietnam argentino. La guerrilla marxista en Tucumán, Buenos Aires, [s.e], 2008.

MÉNDEZ, Eugenio. Santucho. Entre la inteligencia y las armas, Buenos Aires, Ediciones de La Toma, 2001.

MIRANDA, Sebastián. Cronología del terror en la Argentina. Los ataques de la guerrilla 1873-2007, Buenos Aires, Buen Combate, 2014.

RICHTER, Rodolfo. Lucha armada. El PRT-ERP y las condiciones revolucionarias, Buenos Aires, Dunken, 2017.

SIMEONI, Héctor R. Aniquilen al ERP, Buenos Aires, Cosmos, 1985.


[i] Licenciado y profesor de Historia. Subteniente de Reserva del Arma de Infantería.

[ii] SIMEONI, Héctor. R. ¡Aniquilen al ERP! La guerra sucia en el monte tucumano, Buenos Aires, Cosmos, 1985. Testimonio del teniente R. Richter.

[iii] MARQUEZ, Nicolás. El Vietnam argentino. La guerrilla marxista en Tucumán, Buenos Aires, s.e., 2008, p. 156. Testimonio del teniente R. Richter al autor.

[iv] FAMUS. Operación Independencia, Buenos Aires, FAMUS, 1998, pp. 102-103.