La Educación en Valores como forja de Soldados – Subteniente Rodolfo Berdina

Por Sebastián Miranda[i]

Rodolfo Hernán BERDINA nació en Puerto Belgrano, provincia de Buenos Aires, el 7 de noviembre de 1952. Ingresó al Colegio Militar de la Nación Argentina el 2 de marzo, egresando como subteniente del Arma de Infantería el 6 de diciembre de 1974. Fue destinado al Regimiento de Infantería de Monte 28 con asiento en Tartagal, Salta, dependiente de la Brigada de Infantería V en ese entonces.

Fue ascendido post mortem al grado de Teniente.

El combate de Potrero Negro

Siete meses atrás la unidad había llegado a Tucumán para operar contra la autodenominada Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez del ERP. Patrullas, rastrillajes, emboscadas, protección de los pobladores e instalaciones civiles y militares eran parte de las tareas habituales. En medio de la espesura del monte, entre el calor sofocante, la humedad, los insectos y las alimañas los hombres avanzan por picadas y senderos donde no se ve a más de dos metros de distancia.

La pared verde genera el marco perfecto para las emboscadas.

El 5 de septiembre de 1975 dos secciones de Compañía “B” se internaron en la espesura del monte, hacia un lugar conocido como “Chupadero de las Aguas Hediondas”.

La segunda sección está al mando del subteniente Rodolfo BERDINA. Después de realizar la misión encomendada comenzó el regreso. Dado el terreno y el peligro de las emboscadas la tensión era constante. Se disponen todas las medidas de seguridad para la marcha. Repentinamente en el paraje llamado Potrero Negro la punta de infantería al mando del cabo primero Reynaldo Marcelino BELTRÁN chocó con un grupo de delincuentes subversivos, los combates de encuentro eran norma en el monte tucumano.

El suboficial abrió fuego con su ametralladora, los otros respondieron y los proyectiles perforaron la mochila del suboficial pero milagrosamente salió ileso. Al escuchar las detonaciones, el subteniente BERDINA no dudó, es el superior a cargo, y se dirigió rápidamente hacia donde estaba la punta de infantería para estar al frente de sus hombres.

El soldado Ismael MALDONADO tampoco vaciló, vio correr a su oficial superior y salió detrás de él. La lealtad al superior y la camaradería son virtudes que pocos pueden conocer y comprender en toda su dimensión. BERDINA pasa inmediatamente al asalto. El soldado Ismael Maldonado abrió fuego con su FAL para cubrir a su superior, ambos cayeron heridos de muerte instantes después. El subteniente Gastón Ventura FERMEPIN, jefe de la primera sección, concurrió en auxilio de sus camaradas. Los oponentes intentaron detenerlo pero fueron obligados a retirarse. MALDONADO murió rápidamente.

Pero el subteniente BERDINA aún vivía. Ya de noche un helicóptero UH-1H lo trasladó al Hospital de San Miguel de Tucumán donde se le practicó una operación pero cerca de la medianoche falleció.

Tenía apenas 23 años cuando cayó junto a su fiel soldado, Ismael MALDONADO. El subteniente BERDINA hizo carne una de las virtudes más importantes que debe tener un jefe: el coraje, estar al frente de sus hombres dando el ejemplo. El soldado MALDONADO encarnó otra de las virtudes esenciales del hombre de armas: la lealtad.

Coraje y lealtad, síntesis de la vida de estos dos jóvenes que entregaron su vida para evitar la secesión de la provincia de Tucumán.

El epílogo de sus vidas supo escribirlo la madre del subteniente BERDINA. En sus párrafos encontramos el espíritu de las madres espartanas que le decían a sus hijos y maridos antes de partir al combate: “vuelve con el escudo o sobre él”:

Me dirijo a aquellos que troncharon la vida de mi hijo, a los que sin mostrarse a la luz pretenden destrozar los pilares indestructibles de nuestra Patria. Soy la madre del Subteniente BERDINA, de ése subteniente con mayúsculas porque supo defender sus ideales de argentino y de militar, dando la cara, peleando de frente y de pie.

Ni él, ni sus soldados necesitan drogarse para ello. Porque el valor es así, consciente, claro, sin elíxires que empañen su acción y sus ideas.

No los maldigo, les doy las gracias en nombre de él y todos los héroes que dejaron su vida por amor a Dios, a la Patria y a la familia, porque todavía ésa es su meta.

Mi pérdida es irreparable, pero me siento henchida de orgullo porque sé que mi Rodolfo está en la gloria de Dios y en el corazón de todos los compañeros que lucharon o no a su lado. Gracias”.

No hay rencor ni odio en sus palabras, transmiten el más puro amor a la Patria que con seguridad inculcó a su hijo que cumplió con el juramento de seguir constantemente la bandera hasta perder la vida.

BIBLIOGRAFÍA

ACUÑA. Carlos Manuel. Por amor al odio. La tragedia de la subversión en la Argentina, Buenos Aires, Ediciones del Pórtico, 2000 (T. I); 2003 (T. II).

BURZACO, Ricardo. Infierno en el monte tucumano, Buenos Aires, Defensa y Seguridad, 2006.

CÍRCULO MILITAR. In Memoriam, Buenos Aires, Círculo Militar, 1998, Tomos I, II y III.

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MIRANDA, Sebastián. Cronología del terror en la Argentina. Los ataques de la guerrilla 1873-2007, Buenos Aires, Buen Combate, 2014.

MIRANDA, Sebastián. Orígenes y Formación de las Organizaciones Armadas en la Argentina, Buenos Aires, Buen Combate, 2013.

SIMEONI, Héctor R. Aniquilen al ERP, Buenos Aires, Cosmos, 1985.


[i] Licenciado y profesor de Historia. Subteniente de Reserva del Arma de Infantería.