El empleo de drones en las Operaciones Militares

Por el TC Eduardo VERÓN RODRÍGUEZ, Escuela de Infantería

El incremento del uso de los drones, independientemente del tamaño de los mismos, sean éstos del tipo ala fija con siluetas de aeroplanos, o los llamados cuadricópteros del tipo ala rotativa que siguen los mismos parámetros que los helicópteros, han llegado para quedarse, con una importancia ascendente en la vida militar cotidiana.

Los últimos avances en esta materia, han otorgado a estos dispositivos una eficiencia operacional, con herramientas tecnológicas como posicionamiento satelital, cámaras fotográficas y cámaras térmicas, giróscopos estabilizadores para permanecer inalterables en sus características de vuelo sin importar las condiciones meteorológicas como lluvia y vientos, dándoles condiciones de operación del tipo “todo tiempo”, incluso con baja visibilidad ambiente, y de noche. A esto se debe sumar la capacidad de transmisión de imágenes, videos y posición satelital en tiempo real, incluso con capacidad infra roja, a distancias relativamente grandes.

Su utilización es variada tanto en el ámbito civil como en lo estrictamente militar, siendo en muchos casos coincidentes. Desde la medición de áreas y superficies, reconocimientos de zonas y áreas de difícil accesibilidad, control de incendios forestales, hasta para posicionamiento para tareas de rescate, búsqueda y salvamento, donde las capacidades de transmisión de la información en tiempo real, es vital.

En las operaciones no estrictamente bélicas pero de uso militar, nuestro ejército los emplea para operaciones de apoyo a la comunidad, donde se puede reconocer zonas de terreno inundadas y/o anegadas de difícil acceso y transitabilidad, para reconocer espacios aptos desde el aire para instalaciones de zonas de evacuados, de apoyo a los comandos responsables de la conducción de estas operaciones, marcación y reconocimiento de áreas de aterrizaje de helicópteros, y directamente búsqueda de damnificados por tales emergencias, comunes en la zona noreste y mesopotámica de nuestro país, por condiciones climáticas adversas.

En operaciones militares de paz, sirven a los mismos propósitos que para operaciones de apoyo a la comunidad, a través de la supervisión y seguimientos de personal no combatiente y evacuados / refugiados de zonas en combate, como así también, permite controlar áreas remotas para mantener el control y observación en áreas de no fuego, en espacios de separación entre las partes en conflicto, y para tareas de desmovilización, desarme y reinserción de combatientes en zonas donde operan las tropas de las Naciones Unidas. Este empleo puede llegar en el caso de algunos drones, hasta para el transporte de medicamentes, raciones de combate, agua o equipos ligeros y livianos.

Para operaciones militares, sirven a los propósitos de reconocimientos de zonas, áreas y caminos, que permiten con bajo tiempo de preparación, acceder a espacios bajo control del enemigo con bajas probabilidades de detección y/o con pérdidas de recursos materiales y de personal. Esto es tanto en la ejecución de operaciones en propio territorio, como en territorio propio ocupado, como directamente en territorio enemigo. De esto tenemos casos de drones armados que posibilitan acceder a blancos prioritarios, evitando exponer a las propias tropas a las reacciones del enemigo u oponente.

Desde el punto de vista de personal, el empleo de drones en operaciones de combate con armamento, es decir artillados, ha facilitado la disminución de las bajas propias a un costo cero en la actualidad, donde la tecnología permite su uso cada vez a mayores distancias, con aparatos cada vez mayores y más sofisticados.

El primer caso resonante de su empleo, fue realizado por las fuerzas norteamericanas en la lucha contra facciones terroristas en Yemén, empleando un drone Predator que lanzó un proyectil que impactó contra un vehículo que circulaba por una carretera de la localidad de Marib, dando muerte a miembros de la organización terrorista Al Qaeda, Abu Ali Al Harizi y otros cinco acompañantes, el día 3 de noviembre de 2002.

Su utilización ha traído numerosos debates desde el punto de vista del derecho internacional de los conflictos armados (DICA), no estando completamente legislados a la fecha, y también siendo analizadas las consecuencias de las probables y posibles fallas durante su empleo con los resultantes “daños colaterales” a la población civil, sus pertenencias y sus hábitats. También se han registrado para los pilotos de drones de combate, trastornos de estrés post traumático similares pero no tan intensos como los que sufren las tropas en combate, por el hecho del tiempo prolongado en operaciones.

Estrictamente en apoyo a las tropas de operaciones especiales, que necesitan operar en la profundidad del dispositivo enemigo, permite la adquisición de información relevante y necesaria a bajo costo y en tiempo real, complementario a la que obtienen las tropas previamente infiltradas, que permite la planificación y supervisión de las acciones de combate por parte de los escalones de comando potenciando la sorpresa y la letalidad de tales acciones.

Esto es aplicable a zonas de lanzamiento, aterrizaje, desembarco, rutas de infiltración, posiciones de armas de apoyo, localización de reservas o fuerzas del enemigo, ubicación de puestos comandos y dispositivos defensivos, que con el empleo de estos dispositivos, dificulta la detección temprana de las propias acciones, en tareas precisas y necesarias para las propias intenciones, disminuyendo los tiempos, las posibilidades de bajas, y los necesarios apoyos logísticos para su realización.

Para este tipo de tropas, cobra una radical importancia por los alcances de sus operaciones, la dificultad de contar con grandes efectivos operando simultáneamente en áreas de difícil acceso por la presencia enemiga, y por operar contra objetivos sensibles del potencial enemigo, generalmente más custodiados y defendidos contra las acciones de combate directas propias.

La evolución tecnológica va acompañada de la propia evolución del arte de la guerra, y cada vez más los drones son accesibles al público en general, lo que los convierte en una potencial herramienta, y en una potencial amenaza a la propia seguridad.

Los elementos del tipo irregulares que operan en zonas de combate, en la actualidad han dado a llamar a este tipo de conflicto en “asimétricos, híbridos y/o neoguerras”, también tienen acceso a este tipo de aparatos y al software libre para su uso, todos de fácil obtención en el mercado civil, con menor alcance a los militares, pero con las mismas posibilidades.

Pueden amenazar a las propias fuerzas en sus instalaciones, en sus bases durante la ejecución de operaciones para el mantenimiento de la paz, en la ejecución de movimientos en general y en operaciones de combate en particular, al igual que lo hace la propia tropa.

Conclusiones

En síntesis, sus potencialidades son múltiples a bajo costo relativo, pero debiendo convivir con usos paralelos de no combate en el medio civil, sufriendo de las posibles interferencias en sus señales por dispositivos específicos de bloqueos de frecuencias como en zonas aeroportuarias, y en un ambiente en donde hasta las compañías de correos del tipo Amazon los emplea para entregar pedidos, o como elementos de apoyo a tareas de rescate para llevar salvavidas en balnearios, como también para uso recreativo en fotografías en eventos sociales.

También se han visto recientemente videos donde los drones son interferidos por punteros láser de relativa potencia, apuntados contra los mismos, en donde caen a tierra perdiendo el control.

El Ejército Argentino se encuentra en la actualidad (como parte de tareas de investigación y desarrollo) ejecutando programas anteriores de propias tecnologías de ANV (aeronaves no tripuladas), y adquiriendo nuevas generaciones de estos aparatos.

Asimismo, se están programando y llevando a cabo capacitaciones para su uso a los operadores designados, siendo prevista su provisión a los elementos de la fuerza operativa, a los efectos de acompañar y explotar esta tendencia y sus posibilidades en todo tipo de operaciones, de preparación para su empleo en guerra, en operaciones de apoyo a la comunidad, operaciones de mantenimiento de la paz, y otras que se requieran.

En época en que atravesamos la pandemia del COVID 19, el empleo de drones para actividades de registro de áreas, controles poblacionales, controles termográficos, controles de concurrencia en espacios públicos abiertos, controles de accesos, resulta ser de gran utilidad, donde la única limitación pasa a ser los tiempos de operación de los equipos, en donde los de uso comercial rondan los 30 minutos de vuelos, y los de aplicaciones militares un período más prolongado que puede llegar a más de 24 horas, debiendo contar con las terminales logísticas de apoyo y monitoreo para los mismos. Su uso y sus aplicaciones solamente irán en aumento.