El Liderazgo en Tiempos de Pandemia (Parte 1)

Por el TC Eduardo VERÓN RODRÍGUEZ, Escuela de Infantería.

“el Ejército Argentino privilegia el desarrollo de la disposición para el mando en la formación y perfeccionamiento profesional, con el convencimiento que sea a través de su correcto ejercicio que el Jefe podrá proyectar su carácter, conocimientos y personalidad a fin de alcanzar el rol de LIDER en la conducción de sus hombres”…  

Partiendo de la base que el LIDERAZGO como tal no se encuentra definido en el reglamento MFP 51 – 13 Manual del Ejercicio del Mando, intentando dar una dimensión a este término tan en uso en la actualidad dentro de la Fuerza, y en el ámbito de negocios y empresarial, se ha buscado en otras publicaciones para poder dar sustento conceptual a este artículo, encontrándolo en su origen en un breve párrafo del ROD 00 – 01 El Ejército Argentino, que dice en su capítulo 4 El Ejército Argentino – Sus recursos humanos, al expresar sobre el Ejercicio del Mando que el liderazgo es el correcto ejercicio del mando, como quedó en la cita inicial del artículo.

En el Proyecto Educativo Institucional del Ejército 2019 – 2029 (PEIE), cuando trata del Perfil del Militar Argentino, entendiéndose a éste como del integrante de la Fuerza, en uno de sus puntos enuncia que deberá ser “Competente para el ejercicio del mando y la conducción, sobre la base de un criterio ético, con respeto y compromiso con el grupo al que LIDERA, entrenado para ejercer su capacidad de identificar el desafío ético en el marco de una formación realista, que promueva el buen juicio y la capacidad de tomar decisiones acertadas actuando decididamente”.

Se ha vuelto a enunciar el concepto de liderazgo, pero sin estar éste término definido correctamente en las prescripciones reglamentarias vigentes, como los reglamentos de terminología castrense de uso en la Fuerza.

A los fines del presente artículo, diremos que el LIDERAZGO es la más correcta, cabal y acabada expresión del ejercicio del mando, aplicado a una organización sobre la que se posee capacidad de conducción, gestión y administración de todos sus recursos, en la búsqueda del cumplimiento de una misión, función o tareas.

Convencido que la capacidad de organizar y de educar, siguen siendo fundamentales a la hora de conducir, es que debemos interpretar correctamente la propia aproximación a una definición, sobre cuatro ejes:

  1. Conducción: se conducen hombres y mujeres que integran organizaciones.
  2. Gestión: se gestionan situaciones que se presentan a la organización en forma interna o externa, a través de todos los recursos disponibles.
  3. Administración: se administran recursos de la organización, sean estos materiales (del campo de la logística de material), recursos humanos (del campo de la logística de personal), o recursos financieros (propios del campo de finanzas, dentro de la logística).
  4. Educación: se corresponde con la formación y perfeccionamiento INTEGRAL de todos los hombres y mujeres que componen a la Institución.

No se puede educar sin conducir, y no se puede conducir a una organización para que sea eficiente y profesional sin educación, así que ambos extremos de los cuatro ejes se tocan.

Para la conducción, aplicable al LIDERAZGO, seguimos manteniendo presente el ABC (Actividades Básicas de la Conducción), que son el Planeamiento, la Organización, la Dirección, la Coordinación y el Control.

¿Cómo es entonces que acostumbrados al contacto directo entre los integrantes de una organización, conduciendo, mandando, gestionando y administrando, podemos encarar el desafío de hacerlo en situaciones de “aislamiento” en tiempos de pandemia?

Veremos a continuación algunos aspectos doctrinarios que nos posibiliten alcanzar los resultados previstos, aplicables para este contexto de aislamiento social, utilizando dichas ABC de la conducción, y en su máxima expresión, del LIDERAZGO.

El Mando

La meta principal del ejercicio del mando es lograr alcanzar objetivos útiles y deseables que benefician a la organización en tiempos de paz, y la ejecución de operaciones eficaces en la guerra, cumplimentando el ciclo de las ABC (Actividades Básicas de la Conducción).

La tarea del mando es la de determinar objetivos adecuados, asignar recursos, gestionar situaciones con esos recursos asignados, y después lograr estos objetivos por medio de la conducción y dirección. Los responsables en la cadena de mando deben tener visión y empuje, imaginación, perseverancia y la necesaria constancia para alcanzar el éxito.

Como LIDERES durante situaciones de aislamiento, se deberá procurar por todos los medios a nuestro alcance, transformar las acciones necesarias en acciones eficaces, teniendo en cuenta que se deberá suplir la presencia física por otro tipo de presencia del tipo virtual, a fin de poder guiar e influir en los subordinados para alcanzar el logro de los objetivos planteados.

Es decir que será sumamente difícil la dirección, la coordinación y el control en forma remota y no presencial, en donde la originalidad, creatividad y VISIÓN del LIDER, serán el factor decisivo en esa dirección, para poder mantener y alcanzar los resultados esperados.

El Comando

George Patton dijo que las batallas se ganan con una gran ejecución, no tanto con grandes planes. Una gran ejecución puede salvar a un plan mediocre, pero siempre la mala ejecución echará a perder un gran plan.

W. Edwards Demming, quien es el fundador del movimiento de gestión de la calidad total (GCT), nos acoseja que apliquemos la ley de Paretto, donde un 20% de entrada de un proceso provocan o influyen en el 80% de las soluciones del mismo proceso.

Warren Bennis expresó que la tarea de los jefes o líderes no consiste necesariamente en hacer correctamente las cosas, la tarea es hacer bien las cosas correctas, y en esto muchas veces son las cosas simples y esenciales. Es decir, que el esfuerzo del 20% más importante posibilita el 80% de los resultados esperados para alcanzar los objetivos deseados.

Por lo expuesto, debemos entonces hacer sumamente bien las cosas esenciales:

  1. Ser activos, es decir el hacer y saber, combinados con la acción bien dirigida.
  2. Reducir la incertidumbre y la complejidad, concentrando el esfuerzo sobre las tareas básicas y esenciales de manera simple y concreta.
  3. Aspirar a ser mejores, y a hacer cada vez mejor las cosas correctas.

Como LIDERES, se deberá procurar determinar ese 20 % necesario para dirimir las cuestiones administrativas y operacionales de la organización, dirigir y orientar ese esfuerzo MAS IMPORTANTE a fin de reducir la incertidumbre y optimizar los máximos resultados con los recursos disponibles, teniendo en cuenta que no podrán re-direccionarse fácilmente las acciones una vez lanzadas (al igual que en el combate).

Esto que normalmente se realizaba a través de las clásicas reuniones de coordinación o en forma personal, deberá ser repensada como la utilización de distintas herramientas virtuales como agendas compartidas, diagramas de Gantt, diagramas de flujos, que facilitarán la coordinación y el control para poder detectar y corregir desvíos a lo planificado.

Asimismo, la interposición de la personalidad del jefe en forma física y presencial, deberá ser resuelta como máximo a través de videos conferencias, que permitirán un intercambio más fluido y cercano, pero acotados a las posibilidades tecnológicas y al necesario dominio de herramientas informáticas, y al tiempo disponible para ser conciso y preciso en la intención.

La gestión y los resultados

El éxito en los resultados es la base del liderazgo eficaz. El pasar a la acción eficaz es la base de los resultados obtenidos. Los elementos de la acción eficaz son la decisión, la resolución, la energía, la sencillez, el equilibrio y el azar.

Sólo aquellos LÍDERES que se encuentren dotados de pasión y de una necesaria determinación, con las necesarias e indispensables competencias profesionales indicadas, son capaces de producir resultados extraordinarios.

La capacidad intelectual sin resolución es ineficaz, pero la resolución sin capacidad intelectual es excesivamente peligrosa, independientemente de la profesión que se trate.

La capacidad de improvisar basada en competencias profesionales sólidas de formación, es una de las columnas principales que sostienen al liderazgo con éxito. En las situaciones competitivas, en un mundo cambiante en forma permanente, la improvisación eficaz sorprende al enemigo (o a la competencia) y lo neutraliza.

Por eso hay que ser previsor, analizar y apreciar cada situación, e identificar correctamente el problema. La capacidad de improvisar de forma eficaz asombra y entusiasma a los subalternos, y los encolumna detrás de los objetivos de la organización, porque se alinea en torno a la VISIÓN sobre el futuro de la organización.

Como LIDERES, se deberá procurar por todos los medios a nuestro alcance, maximizar la capacidad y competencia intelectual del personal que nos depende, inculcándoles la responsabilidad de asumir riesgos controlados y obrar con iniciativa, sin esperar demasiadas órdenes aclaratorias, lo que acelerará a nuestro favor los ciclos de toma de decisiones.

Esto a su vez traerá la posibilidad de actuar con iniciativa, y deberá entenderse que no podrá hacerse la cultura del “Error Cero” en los subalternos, debiendo canalizarse efectivamente la suma de orden, orientación e intención, a fin de acotar el margen de incertidumbre, pero sin cercenar la necesaria libertad de acción, originalidad y creatividad en las soluciones a los problemas diarios a los mandos subordinados.

El liderazgo eficaz y el liderazgo responsable

La tarea esencial del liderazgo eficaz consiste en determinar correctamente Cómo y Cuándo pueden llevarse a cabo actos decisivos, con las mayores probabilidades de éxito, por medio de la acción eficaz.

El liderazgo responsable se basa en unos pocos principios básicos, si un subordinado hace las cosas bien no entrometerse, y hay que darle libertad de acción. Si el subordinado tiene dudas, orientarlo y guiarlo para que pueda seguir adelante y alcanzar el éxito. Si fracasa una vez, encauzar la situación minimizando los impactos negativos y cambiar las responsabilidades o los objetivos. Para los que fracasan constantemente, deben ser formados con más cuidado y deben ser supervisados en forma directa.

El conocimiento y la experiencia, combinados con el estudio y la reflexión, son los pilares para suplir la falta de genio, sustentados con la innovación, la capacidad de improvisación, e impulsados por la capacidad de acción sobre objetivos correctos con operaciones o acciones eficientes.

El conocimiento es uno de los combustibles para alcanzar el éxito, en los que la experiencia y la práctica serán parte del motor que permitirán conducir cualquier proceso hacia el resultado deseado. El conocimiento es fundamental, la práctica y la experiencia es esencial, la combinación es el camino más corto para la éxito y la victoria en cualquier asunto que se trate.

La competencia profesional individual no es decisiva, lo que es decisivo es la competencia combinada de todos los miembros de una organización, bajo un liderazgo eficaz y responsable, con acciones eficaces en operaciones eficaces.

Sun Tzu define al arte del liderazgo como la suma de la sabiduría, la integridad, la disciplina, el coraje y la humanidad, es decir COMPETENCIAS PROFESIONALES, CUALIDADES DE CARÁCTER, VIRTUDES MILITARES Y VALORES.

Como LIDERES, se deberá procurar por todos los medios a nuestro alcance, maximizar la capacidad y competencia de nuestro personal, incluso de los subordinados de menor nivel pero que sean destacados, inculcándoles la responsabilidad de incrementar sus conocimientos profesionales que les posibiliten asumir nuevos riesgos y desafíos. En un momento en donde la supervisión directa es poco posible de alcanzar, la confianza dirigida a través de la intención, es sumamente eficaz con una buena orientación.

Para este artículo, el liderazgo (no definido en nuestros reglamentos), es la máxima expresión posible del correcto ejercicio del mando, en donde se alcanzan resultados superiores a lo que la experiencia, la doctrina y/o las prescripciones reglamentarias creen posibles.